caída


caminamos insensibles,
el jergón de hambre
a pie y a destiempo,
por los formidables callejones
infinitamente verdes

acaricio la caída
sin espejo sepulcro

es abierto el fondo de la muerte
en su fuerza de atracción

es tan hermoso todo 
como una pipa encendida

es tan exuberante
como un catálogo de lencería

es tan benévolo
como la masturbación

la miseria se siente en la luz,
dice mi ángel aplastado en el suelo

se vuelve y se mira un momento en el vacío
envuelta en harapos

al fondo del bar,
pudre el perfume de las ciruelas
que arrollan la tierra


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