necesidad resuelta

he resuelto que te necesito 
como la hierba suplica a la lluvia
–sin aviso de descarga–
porque no queda
razón en mí
que no obedezca a tu cabello
–o al tatuaje que llevas en tu muslo–

en mi fandom de tus cosas,
tu cintura restituye mi sentido
del mundo y su metáfora
–o mi deseo de sentirte–
de calentar la verdad en tu piel
que es de la materia de las medusas,
la membrana de los ardores
como el lapdance en un film
de Atom Egoyan

me apresto a descifrarte
porque mi cama es tan amplia
como el siempre,
y en ella caben
todos tus nombres,
si tan solo eres tienda de conveniencias
–donde no sé ser ladrón–
y permanezco encantado
por tu coro de dedos
cuando me alumbran el pecho
y ahuman colmenas en mi sangre
que se abren a propósito,
como el silencio en una cesura,
para dejarme en huesos
–sobre tu mesa de noche, al lado de los cigarrillos–
bajo la lámpara
y junto a tu estuche de nácar,

donde guardas el sol a veces

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